Parcela El Nogal
Pago de los Capellanes El Nogal, también conocido como «Parcela El Nogal» es un Ribera del Duero elaborado con uva tempranillo (100 %), un tinto más complejo en matices gracias a su extensa crianza de 32 meses en barricas de roble francés, destacando por sus maravillosos aromas entre fruta y madera bien pulidos, culminando en una sabrosa y excepcional explosión de sabores.
Las tierras compuestas por arena y piedra, la orientación hacia el sureste y un microclima singular, todos estos elementos parecen realzar la destreza del entorno. Desde hace algún tiempo, la bodega ha decidido vinificar por separado las uvas provenientes de la parcela de El Nogal.
La sorprendente personalidad de El Nogal, impregnada de una sugestión emocionante, exalta este recorrido. El fruto de este proceso es un vino de encanto interminable. Posee una contundencia y potencia arrolladoras, una fuerza que revitaliza. Captura, e incluso realza, la amplitud de matices que tan acertadamente define el carácter de Pago de los Capellanes.
Así lo presenta la Bodega Pago de los Capellanes en su sitio web: «Una ladera de tinto fino en el pueblo de Mambrilla, a poca distancia de la bodega. Las vistas se abren al Duero, mientras el viento agita el ramaje airoso del gran nogal que guarda la viña. El lugar tiene don».
Bodega Pago de los Capellanes
La familia Rodero Villa sería la responsable de esta increíble bodega, ubicada en desde la cuesta Manvirgo hasta el curso sereno del Duero, en el lugar más reconocido de la D. O. Ribera del Duero. Allí donde se originan los mejores parajes de la Ribera.
Como punto de interés de las características de sus cosechas, habría que señalar su clima extremo, pasando de los días tórridos a las noches frías, lo que explicaría el singular carácter de las uvas, cuyo sometimiento serían el resultado de un gran esfuerzo.
Sin embargo, sería muy favorable el suelo, arcilloso y calcáreo, rico en mineral, con arena y grava, lo que apoyaría la vida de las cepas para la cosecha de tempranillo. Todo el respeto a la tierra y las cosechas darían el increíble resultado a esta cuidadosa viticultura, que sin duda, mantiene la mejor tradición y se adapta a los tiempos modernos para seguir siendo comprometidos con el entorno y la diversidad de la variedad.
Esta precisión en el campo, finalmente culmina en la bodega. Donde la selección de la mejor cosecha pasaría a los mejores procesos de fermentación maduración, y dependiendo de la añada podríamos otorgarle al vino la energía tánica según su singularidad.
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