PSI

PSI sale al mercado como un vino tinto innovador, marcando su debut al incorporar cuidadosamente una proporción de garnacha tinta (5 %) proveniente de cepas ancianas junto con tinta del país (95 %), las cuales producen juntas frutosidad en una cosecha definida por el calor y la escasa pluviosidad. La culminación de este proceso se materializa después de una crianza de 17 meses en barricas francesas previamente utilizadas, grandes tinos y depósitos de cemento. Este período de crianza no solo contribuye a refinar la madurez de sus taninos, sino que también intensifica su poder frutal y define su distinguida personalidad.

Se presenta como un vino de vino alta expresión, exhibiendo un profundo tono cereza picota con un ribete violáceo que captura la mirada. Su nariz se despliega con una intensidad cautivadora, revelando notas tostadas, pimienta, café torrefacto y un toque de caramelo quemado. La entrada en boca se distingue por un ataque convincente, estructura notable, amplitud sensorial y taninos que resaltan con un potencial significativo, culminando en una experiencia sabrosa y memorable.

Este vino presenta un atractivo color cereza picota oscuro con ribete violáceo. Su nariz intensa revela notas tostadas, pimienta, café torrefacto y un toque de caramelo quemado. En boca, se experimenta un ataque estructurado y sabroso, con taninos marcados y una concentración frutal potente que deja una impresión duradera. PSI es una obra maestra que equilibra finura e intensidad, convirtiéndolo en una experiencia sensorial única.

La bodega conocida como Dominio de Pingus se encuentra a tan solo 30 kilómetros de Roa, en la provincia de Burgos, un Ribera del Duero más que se revela como uno de los vinos más codiciados de España y, posiblemente, del mundo entero. Gracias a su encantadora pero limitada producción, esta bodega se erige como uno de los tesoros vinícolas más escasos y exclusivos de toda España.

Quien está detrás de este notable proyecto es Peter Sisseck, un ingeniero agrónomo y enólogo nacido en Copenhague en 1962. Desde su traslado a España en 1990, ha logrado cultivar un aprecio global por sus vinos, situándolos entre los más valorados del mundo. Su presencia en la región ha sido fundamental para dotar a estos vinos de un carácter distintivo y admirado por conocedores de todo el planeta.

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