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La queimada gallega

La queimada gallega: fuego, magia y sabor

La queimada gallega es una bebida alcohólica tradicional cargada de misticismo y profundamente arraigada en las costumbres populares de esta región del noroeste de España. Se trata de una mezcla de aguardiente, azúcar, cáscaras de limón o naranja y granos de café, que se quema mientras se recita un conjuro para espantar a los malos espíritus. Este ritual se ha convertido en un símbolo de la cultura gallega y una de sus tradiciones más apreciadas, especialmente en festividades y celebraciones.

Orígenes e historia de la queimada

Aunque la historia de la queimada está impregnada de leyendas y relatos fantásticos, su origen se remonta a tiempos antiguos. Algunos historiadores creen que esta bebida tiene raíces en rituales paganos, celtas y romanos, ya que los antiguos celtas que habitaban la región practicaban rituales en los que el fuego jugaba un papel central. Galicia, con su tradición de magia y brujería, ha sabido mantener la esencia de estos rituales a lo largo de los siglos, combinándolos con elementos cristianos.

El aguardiente, uno de los ingredientes principales, ha sido producido en Galicia durante siglos, y su popularidad fue en aumento gracias a la destilación de orujos y hierbas locales. La queimada fue, en sus orígenes, una bebida que se tomaba en reuniones familiares o comunales para compartir calor y mantener a raya los malos augurios. A lo largo del tiempo, este brebaje fue incorporando el carácter ritualístico y festivo que hoy conocemos.

La Tradición y el Conjuro de la Queimada

Una de las características más distintivas de la queimada es el ritual que la acompaña. No se trata solo de quemar alcohol para consumirlo, sino de un verdadero acto ceremonial lleno de simbolismo. Durante la preparación de la bebida, es común que alguien recite el famoso conxuro (conjuro), invocando a los buenos espíritus para que protejan a los presentes y alejando a las «meigas» (brujas) y a los malos espíritus.

El fuego es un elemento purificador en muchas culturas, y en el caso de la queimada, el acto de prenderle fuego al aguardiente no solo tiene un objetivo estético y festivo, sino que también busca eliminar las energías negativas. Durante la quema, se espera que la llama azulada del alcohol consuma los espíritus malignos y traiga consigo prosperidad y buena suerte.

El conjuro, escrito por Mariano Marcos Abalo en la década de 1960, dice así:

Conxuro da queimada:

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasgos e diaños,
espritos das nevoadas veigas,
corvos, pintigas e meigas,
feitiños das menciñeiras.

A fin de que a xente fóra,
de Galicia viva tranquila,
facemos esta queimada
.

Este poema es recitado en gallego, lengua propia de la región, lo que refuerza el valor cultural y la identidad de la queimada como una expresión única de la tradición gallega.

Cómo preparar una queimada tradicional

La preparación de la queimada no es complicada, pero requiere ciertos pasos para que el ritual se lleve a cabo de manera correcta y para que la bebida adquiera el sabor y carácter adecuado.

Ingredientes:

  • 1 litro de aguardiente (preferiblemente orujo gallego),
  • 150-200 gramos de azúcar (al gusto),
  • Cáscaras de limón o naranja (la cantidad puede variar según la intensidad de sabor que se desee),
  • Unos granos de café (opcional),
  • Canela (opcional).

Preparación:

  1. Preparar el aguardiente: en un recipiente de barro o de cerámica resistente al fuego, se coloca el aguardiente, las cáscaras de limón o naranja, el azúcar y, si se desea, los granos de café y la canela.
  2. Prender fuego: con la ayuda de un cucharón de metal, se extrae un poco de la mezcla y se prende fuego al aguardiente. El objetivo es que las llamas azules del alcohol envuelvan toda la mezcla, lo que le dará ese sabor caramelizado tan característico.
  3. Remover lentamente: se va removiendo lentamente con el cucharón mientras las llamas siguen ardiendo. Durante este tiempo, es común recitar el conjuro de la queimada, lo que añade un toque místico al ambiente.
  4. Apagar el fuego y servir: cuando el fuego haya consumido buena parte del alcohol (lo ideal es que la llama azul se haya reducido), se apaga removiendo la mezcla hasta que las llamas se extingan por completo. En este punto, la queimada está lista para servirse caliente y disfrutarla con los presentes.

Es importante tener cuidado al apagar las llamas para evitar quemaduras, y controlar el tiempo para que el aguardiente no se consuma por completo, conservando su sabor y graduación alcohólica.

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